Ir al contenido principal

el fantasma

y el tiempo y el amor

te sobran

para esquivar

las traslucidas tristezas

para borrar los encuentros

con el fantasma


y jugar

con la luz que entra

por la ventana del cielo

hasta la mesa de la cocina

Comentarios

electroser ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
electroser ha dicho que…
si. A mi me encantan esos momentos de tiempo libre , que son como anaranjados y cálidos, que huelen a cocina. Que incluso cuando los estás viviendo ya los sientes como recuerdos de lo a gusto que estás. Que pueden contener cierto toque de tristeza, pero esperanzadora, porque no es lo mismo la tristeza sentida con un rayito de sol en la mano, que la tristeza bajo la lluvia y al viento.
Por otro lado me encanta la relación entre el tiempo libre y esquivar la tristeza. Está bien la tristeza, es tan natural como cualquier estado o sensación humana. Y está bien dedicarse a veces el tiempo libre a disfrutar de ella, aunque sea un ratito.
Pepa ha dicho que…
efectivamente hay momentos tan intensos y simples al mismo tiempo que al vivirlos y querer retenerlos son como recuerdos del futuro.
teresa ha dicho que…
:-)))

holas !
muy bonitas letras las tuyas pepilli

si... los recuerdos son mecanismos de futuro....
yo diria que siempre.....

...los recuerdos son promesas ....eso lo decia nietzche segun corre la voz por ahi... ;-))



besitos
Pepa ha dicho que…
los recuerdos son promesas, que bueno! summer, las promesas son los mecanismos del futuro, lo que nos hace ilusionarnos y creernos nuestros anhelos
gracias por el apunte, con esto se construye...besote

Entradas populares de este blog

Teorías personales 2

Verse por dentro puede ser tan doloroso como verse en el espejo, pero nunca tanto como no hacerlo. El armario es la disección de una persona. La ropa,  las evidencias para resguardarnos de nosotros mismos. Atreverse a abrirlo es una autopsia sin muerto. Hoy se puso un vestido que era igual que sus impresiones: un lazo en la cintura agarraba las tripas al corazón. Si el clima fuera electivo, a gusto de cada uno, estaría continuamente cambiando, como ahora.

Todo por escrito

Aprendo caligrafía japonesa. Hay algo que quiero escribir que solo cabe en esos trazos. Asisto a la primera clase y me siento pequeña, insegura ante el pincel a menos diez, pero fascinada por la fuerza de la tinta negra, conmovida por el trazo y perdida entre la colina y el mar del tintero. Esta semana no he escrito nada, ni siquiera en japonés. Después de la primera clase de caligrafía solo dejo que el agua en la ducha caiga sobre mí indirectamente, igual que cae sobre el pincel, a ver si así va saliendo la tinta.
 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.