En el cauce vacío de un riachuelo
quise convertirme en agua
y hacer como ella:
saltar ante el peligro,
tapar todo hueco en el camino,
ajustarme al recipiente.
No había agua de la que aprender.
Me conformé con tocar el fondo,
con rozar tan siquiera con mi sombra
el lecho sediento.
Comentarios
Pero también pesimista. ¿No sería mejor no conformarse?
Saludos
Gracias por la visita, Waldo, siempre me haces pensar.
Creo que durante muchos años quise ser agua... de hecho creo que es el mal de muchas personas.