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La alfombra voladora


Sus dibujos brillan como los ojos de un gato,

parecen dispuestos a colocarse de un salto en el ala del tejado,

para ver todo desde arriba y cambiar el punto de vista, piensa.

Desde abajo, pisoteada en la puerta, le queda grande la vida.

Comentarios

Bruno Mesa ha dicho que…
Igual que a la alfombra, a mí también me queda grande la vida.

Enhorabuena por el poema.
s ha dicho que…
Precioso, María José.

Que tengas buena entrada de año.
Pepa ha dicho que…
Muchas gracias, Bruno, son un estímulo, tu visita y tu generoso comentario.
Sergio, muchas gracias a ti también, feliz entrada del año para los dos.
Robanix ha dicho que…
la alfombra voladora es como alguien que te invita a pasar y te conduce al lugar que quieres ir. Por que al lugar que quieres ir, hay alfombras
Iván Cabrera ha dicho que…
Estoy de acuerdo con Bruno, a mí y a muchos nos queda grande la vida en muchas ocasiones; pero tenemos, a veces, una alfombra alada que nos lleva al vértigo: entonces la vida parece insuficiente, y juzgamos infinitos nuestras fuerzas y apetitos. Besos.

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Verse por dentro puede ser tan doloroso como verse en el espejo, pero nunca tanto como no hacerlo. El armario es la disección de una persona. La ropa,  las evidencias para resguardarnos de nosotros mismos. Atreverse a abrirlo es una autopsia sin muerto. Hoy se puso un vestido que era igual que sus impresiones: un lazo en la cintura agarraba las tripas al corazón. Si el clima fuera electivo, a gusto de cada uno, estaría continuamente cambiando, como ahora.

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