Ir al contenido principal

La alfombra voladora


Sus dibujos brillan como los ojos de un gato,

parecen dispuestos a colocarse de un salto en el ala del tejado,

para ver todo desde arriba y cambiar el punto de vista, piensa.

Desde abajo, pisoteada en la puerta, le queda grande la vida.

Comentarios

Bruno Mesa ha dicho que…
Igual que a la alfombra, a mí también me queda grande la vida.

Enhorabuena por el poema.
s ha dicho que…
Precioso, María José.

Que tengas buena entrada de año.
Pepa ha dicho que…
Muchas gracias, Bruno, son un estímulo, tu visita y tu generoso comentario.
Sergio, muchas gracias a ti también, feliz entrada del año para los dos.
Robanix ha dicho que…
la alfombra voladora es como alguien que te invita a pasar y te conduce al lugar que quieres ir. Por que al lugar que quieres ir, hay alfombras
Iván Cabrera ha dicho que…
Estoy de acuerdo con Bruno, a mí y a muchos nos queda grande la vida en muchas ocasiones; pero tenemos, a veces, una alfombra alada que nos lleva al vértigo: entonces la vida parece insuficiente, y juzgamos infinitos nuestras fuerzas y apetitos. Besos.

Entradas populares de este blog

Teorías personales 2

Verse por dentro puede ser tan doloroso como verse en el espejo, pero nunca tanto como no hacerlo. El armario es la disección de una persona. La ropa,  las evidencias para resguardarnos de nosotros mismos. Atreverse a abrirlo es una autopsia sin muerto. Hoy se puso un vestido que era igual que sus impresiones: un lazo en la cintura agarraba las tripas al corazón. Si el clima fuera electivo, a gusto de cada uno, estaría continuamente cambiando, como ahora.

Todo por escrito

Aprendo caligrafía japonesa. Hay algo que quiero escribir que solo cabe en esos trazos. Asisto a la primera clase y me siento pequeña, insegura ante el pincel a menos diez, pero fascinada por la fuerza de la tinta negra, conmovida por el trazo y perdida entre la colina y el mar del tintero. Esta semana no he escrito nada, ni siquiera en japonés. Después de la primera clase de caligrafía solo dejo que el agua en la ducha caiga sobre mí indirectamente, igual que cae sobre el pincel, a ver si así va saliendo la tinta.
 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.