Ir al contenido principal

treinta y nueve escalones





para llegar hasta aquí

hasta mí

hasta el paisaje de este equinoccio

hasta la cumbre de mi ventana


treinta y nueve escalones

que repaso

uno a uno

para no estar pretérita

antigua

remota

afanada en la limpieza de

los

escalones

atrasados


treinta y nueve escalones

que me obsequio

por haber llegado

a los treinta y nueve

aseada

desempolvada y cepillada


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
que bonito............
lo de los escalones es precioso, la forma
en
escalera
es
brutal
que inspiracion
Pepa ha dicho que…
gracias, eres un sol, y nunca mejor dicho...la poesía tiene el poder de fabricar imágenes y de construir con palabras todo lo que la mente sueña...;))
Anónimo ha dicho que…
Valió la pena la espera... tantos días esperando un nuevo post y por fin llegaron los escalones... me encanta! ¿no habrá sido tu cumple recientemente, no? Si es así, muchas felicidades, y si no, también! :-)
Anónimo ha dicho que…
Me quedado pensando en esto de los escalones.... yo creo que de treinta posibles habré subido unos 20. Y ahí estoy, peleando para, este año sí, alcanzar el equilibrio....
Pepa ha dicho que…
rose, gracias por entenderlo...hay un asunto que siempre ha llamado mi atención, el estudio de la conciencia humana. hay una rama de la psicología a la que llaman transpersonal que abarca la explicación, entre otras cuestiones, de la trayectoria de la conciencia de las personas y lo explica con los escalones, a los que llaman flucros. Si en la evolcuión de cada persona quedan asuntos emocionales no resueltos en ciertas etapas, es como dejar un poco de "materia gris" en ese estadío-escalón-flucro, que roba fuerza a esa evolución. esta muy bien darse cuenta una de estas cosas y bajar un par de escalones para recoger y limpiar lo que hay pendiente, para luego volver a subir hasta donde estabas, e incluso uno más.

(si que cumplí 39 hace nada ;-))

Entradas populares de este blog

Bordes deshilachados XII

Al nacer, como no sabe su nombre, pregunta. Luego, como lo sabe, no recuerda quién es y calla. * Las ovejas de su pensamiento corren asustadas ante la presencia de una idea lobo. * Algo hermoso deja de serlo por exceso. Algo feo nunca deja de ser feo. * El tiempo que tarda en entender que no hay tiempo que perder pasa y se pierde.

La calle de la espera

No tienen más que hacer que esperar. Esperar a que llegue el invierno. Y con los primeros rayos de frío sobre una ciudad desconocida dibujar un mapa de paseos y encuentros y esperar. Hasta encontrarse más tarde, sentados en las escaleras de una plaza. Se ven venir a lo lejos y bajo el pilar de un puente se protegen de la lluvia, y hasta luego. Pues saben que en algún lugar futuro al final de la calle de la espera siempre habrá un refugio para cuando llegue el invierno.
  El poema revela la forma deliberada. De hojas de árbol un rostro. Flores en la mesa son su sombra.   14032024: Otro día de la poesía, que es todos los días

La forma de los frutos

Elegimos el árbol por la forma de los frutos. El paseo había sido corto, aún no esperábamos encontrar  la tarde que andábamos buscando. Buscábamos un cañaveral meciéndose con el viento, unas nubes teñidas de rojo a pesar de ellas, la silueta de un sendero perdiéndose en la montaña, pero no el árbol que elegimos. Sus frutos cambiaron nuestros planes. Cruzamos la acera, saltamos una pequeña tapia y sacamos la fotografía, para confirmar la elección.