Como un gato que abandonaba temporalmente la morada que le cobija, se aventuró a salir de su resguardo de palabras y papeles. Pero, a diferencia del gato, no recordaba el camino de vuelta.
Como Gulliver, juntó el indice y el pulgar para ilustrar que en su país ya se nace así de diminuto. Los niños saben de qué va el juego, se mueven entre el tobogán y el tiempo, como si no existieran.
El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.
Comentarios