
al bajar
las empinadas escaleras
que venían de la azotea
una puerta hasta ese momento inexistente
se abría
a la derecha, pegado justo al pasamanos
un escalofrio recorría, onírico, el camino de vuelta
un susto para despertarse
reconocía que todo aquello era un sueño
una casa dentro de otra casa
tengo en la cocina un cuadro
que es mi cocina
en dos dimensiones
mi cocina del pasado
con mis colores
y mis retratos
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