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Cuando escribo, no estoy sola, me acompañan ellas, las que escribieron.
A pesar del tiempo, en una habitación propia, la campana de cristal sigue asfixiándonos. Escribir es el único lugar, lo demás es ilusión y condescendencia.
Al escribir respiramos: Sylvia Plath, Violette Leduc, Emily Dickinson, Simone Weil, Virginia Wolf, Josefina de la Torre, Olga Rivero Jordan, Wislawa Symborska, Pino Ojeda, Mercedes Pinto, Emilia Pardo Bazán, Lucia Berlin, Natalia Sosa Ayala, Marina Tsvietáieva, Carmen Laforet...

Cuando escribo, recuerdo sus caras y levanto la mía.

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Teorías personales 2

Verse por dentro puede ser tan doloroso como verse en el espejo, pero nunca tanto como no hacerlo. El armario es la disección de una persona. La ropa,  las evidencias para resguardarnos de nosotros mismos. Atreverse a abrirlo es una autopsia sin muerto. Hoy se puso un vestido que era igual que sus impresiones: un lazo en la cintura agarraba las tripas al corazón. Si el clima fuera electivo, a gusto de cada uno, estaría continuamente cambiando, como ahora.

Un solo pensamiento

El hueco preserva el vacío de sí mismo, que está por llenar. * Son las grietas las que edifican porque transpiran lo que soportan. * Es tan real un desierto, como incierto el oasis que se busca por incertidumbre. * Pero el mundo no se cae, porque el pájaro que aparece en su ventana recibe lo que piensa.
 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.