Ir al contenido principal

Bordes deshilachados XIX





Hay archipiélagos de trabajo, de familia o de calle. Archipiélagos casuales donde las personas somos islas, pero a la deriva. Nos juntamos y separamos por elección, obligados o desorientados. Ayer formé archipiélago con una familia en la sala de espera de un médico. Esta mañana, con dos ancianos y una niña por la acera. Ahora, sola en mi casa, vuelvo a la isla.

*

¿Cuánto tiempo pesa la soledad para transformarse en ligera? 

*

Para mirar a los niños bajamos la cabeza, pero con ilusión. Ellos miran hacia arriba con miedo,  preguntándose por nuestro niño. 

Comentarios

Kiddo ha dicho que…
Unidos tan solo por las circunstancias, por el sobrenombre de mismo de archipièlago.

Entradas populares de este blog

Al otro lado

Acostumbrado al peligro saltó vallas y espinas chocó contra personas y muros murió por causas injustas pero nació en ese instante al otro lado de la sombra.

La respuesta

A veces las casas y las calles no son la respuesta, a veces tampoco es la montaña a lo lejos, verde, pero esperando el agua que no llega. Tampoco la forma de las nubes en ángel gigante que fabrica el viento que viene de África, el que trae la arena que envuelve el cielo como un velo que no deja respirar. Entonces tiene que ser la gente, que desde este balcón no veo, pero intuyo dentro de sus casas o conduciendo los pequeños coches que cosen la autopista lejana, la respuesta a este sin sentido tienen que ser ellos, con sus movimientos silenciosos, ese ir y venir que busca el mismo ángel en la forma de las casas, de las calles o en el cielo que nos muestre la respuesta.

oh cielos

La ventana

Una ventana en la oscuridad anega la estancia de luz. Sin ella no sería nada, ni oscuridad, ni estancia, ni luz.