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Gateando


Los gatos en Roma son como habitantes de otro tiempo que excavan ruinas y compiten con los arqueólogos. Invaden cualquier piedra, muro o roca y saltan por encima de la casualidad de tu paseo. Te desafían a ti y a tu época, pues llevan gateando por las ruinas muchos siglos. Son siempre los mismos gatos, siempre las mismas ruinas.

Ellos han estado todo el tiempo aquí, antes que los etruscos, los sabinos y los latinos.  Antes que la ciudad fuera ciudad y que el derecho de unos pocos humanos a pertenecer a una tierra fuera un derecho.

Ahora un gato me observa. Detrás de su mirada hay una historia. Detrás de mis palabras una pregunta. Quizá después de muerta venga a Roma para ser un gato entre las ruinas.

Comentarios

Iván Cabrera ha dicho que…
Hermosa metamorfosis sería esa amiga Pepa. Me ha gustado mucho el texto, a mí gran amante de los gatos (y de las gatas), como lo fue mi admiradísima María Zambrano, que "se ha vuelto tan transparent" (Lezama)que que la vemos al mismo tiempo en cualquier ciudad del mundo. Tus palabras me han recordado a la diosa-gata egipcia Bastet. ¿Quizá no se a Roma si no El Cairo? Saludos cariñosos.
Pepa ha dicho que…
Iván, me ha encantado tu incursión, muchas gracias por tus generosos comentarios.
Roma apetece siempre, aun no me he ido y ya quiero volver y no me molestaría hacerlo en forma de gato, pues son los seres más libres que he visto. Como humano, ya se sabe, tenemos nuestras limitaciones.
Un abrazo.

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