Ir al contenido principal

 

 

La mano de Doce

La mano no pertenece al cuerpo, pertenece al gesto de la palabra. Una mano de cuadro prerrafaelita, que otorga en este momento a los detalles, refinamiento, tono y espejismo y el mismo valor al mecanismo simbólico primero, que a cada palabra tratada con su exactitud. Una mano limpia, que parece que habla.

En una mano, casi todas las palabras puras. Casi todas las puras palabras, en su mano.

En medio de los comensales, detrás de una ventana que se abre, fulgura una angelical y marmórea luz, que no se apaga. Bendice la mesa con palabras. 

  (Éramos trece y no en la última, sino en la primera cena)

Foto: Captura de la mano, foto de Isidro Hernández, 2022.

Comentarios

Entradas populares de este blog

 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.

Todo por escrito

18 de agosto Ayer leí un texto escrito por alguien veinte años más joven que yo, y no era cualquier cosa,  era el texto que siempre había querido escribir. Me sentí mayor, como si para la literatura como para el deporte hubiera que tener una edad. Luego me reí y salí corriendo. 26 de agosto A esta hora de la mañana el edificio en el que vivo se me antoja como una gran mente que acoge los sueños y pesadillas de todos mis vecinos. Entonces, si ahora salgo de mi piso, como es temprano y aún muchos duermen, seguro que veré por las escaleras  las calles de los sueños. Por ellas bajan y suben los personajes, en fila los del tercero, o la pesadilla con agua de los del quinto. A los míos ya los desperté, por eso sueño.

the promise

Recojo tus porciones olvidadas a pesar de su importancia a veces te las olvidas. Recupero tu memoria todos los crepúsculos  aún siendo tu memoria no la recuerdas. Juego en escenarios clandestinos para no delatarte  para no señalarte con la flecha y que la evidencia te consuma te enseño en tus espejos y reflejos para recordarte la historia.