Ir al contenido principal

 

 

La mano de Doce

La mano no pertenece al cuerpo, pertenece al gesto de la palabra. Una mano de cuadro prerrafaelita, que otorga en este momento a los detalles, refinamiento, tono y espejismo y el mismo valor al mecanismo simbólico primero, que a cada palabra tratada con su exactitud. Una mano limpia, que parece que habla.

En una mano, casi todas las palabras puras. Casi todas las puras palabras, en su mano.

En medio de los comensales, detrás de una ventana que se abre, fulgura una angelical y marmórea luz, que no se apaga. Bendice la mesa con palabras. 

  (Éramos trece y no en la última, sino en la primera cena)

Foto: Captura de la mano, foto de Isidro Hernández, 2022.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Teorías personales 2

Verse por dentro puede ser tan doloroso como verse en el espejo, pero nunca tanto como no hacerlo. El armario es la disección de una persona. La ropa,  las evidencias para resguardarnos de nosotros mismos. Atreverse a abrirlo es una autopsia sin muerto. Hoy se puso un vestido que era igual que sus impresiones: un lazo en la cintura agarraba las tripas al corazón. Si el clima fuera electivo, a gusto de cada uno, estaría continuamente cambiando, como ahora.

Un solo pensamiento

El hueco preserva el vacío de sí mismo, que está por llenar. * Son las grietas las que edifican porque transpiran lo que soportan. * Es tan real un desierto, como incierto el oasis que se busca por incertidumbre. * Pero el mundo no se cae, porque el pájaro que aparece en su ventana recibe lo que piensa.
 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.