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Bordes deshilachados 40






Queremos a la mesa porque al quitar el mantel y ver sus huellas, las marcas de todos los descuidos, el aro de una taza o el corte de algún cuchillo, nos vemos a nosotros, nuestras son las marcas y los descuidos, tuya la taza, mío el cuchillo. Su desgaste, nuestro camino. 

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El  reloj se acelera desde que falleció, como si la muerte de la anciana fuera el umbral de otra época, como un salto temporal oculto tras una despedida o el cambio de posición ante la línea de meta.

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Van por delante, pero solo unos pasos. Me detengo un momento para conversar, para ver cuánto se alejan. Porque sé que las palabras se despliegan en el espacio y generan distancia. Ya no les alcanzo.

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 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.

Señales de humo

"La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha." Michel de Montaigne A la palabra precisa se le ha despojado de todo.  Lo que le sobra a una frase le falta al intelecto. Es justo pensar antes lo que se va a decir, pensarlo después hiere. El lenguaje sin palabras es el de las situaciones, también el de los cuerpos, también el de la mirada. A pesar del humo, cuando era joven corría tras las palabras, ahora que es mayor, las palabras se le escapan como humo.
  Esa hora, en la que la noche se crece a media tarde, parece que va a derramar, para siempre, la noche.