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Bordes deshilachados 34






Se le olvidó que regresar era un deporte que no debía practicar porque siempre le lleva al mismo sitio.

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Le sigue sorprendiendo cargar con una rebeca en el bolso por si después le da frío.

*

Y si se deja llevar, siempre es al mismo sitio, o sea, a ningún sitio.

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No hay nada tan inevitable como el momento de batirse en duelo contra una decisión, en definitiva, todos los momentos son inevitables duelos en los que nos batimos contra nosotros y contra los demás, por eso asiste a clases de esgrima.





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  Esa hora, en la que la noche se crece a media tarde, parece que va a derramar, para siempre, la noche.