Se le olvidó que regresar era un deporte que no debía practicar porque siempre le lleva al mismo sitio.
Le sigue sorprendiendo cargar con una rebeca en el bolso por si después le da frío.
Y si se deja llevar, siempre es al mismo sitio, o sea, a ningún sitio.
No hay nada tan inevitable como el momento de batirse en duelo contra una decisión, en definitiva, todos los momentos son inevitables duelos en los que nos batimos contra nosotros y contra los demás, por eso asiste a clases de esgrima.
*
Le sigue sorprendiendo cargar con una rebeca en el bolso por si después le da frío.
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Y si se deja llevar, siempre es al mismo sitio, o sea, a ningún sitio.
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No hay nada tan inevitable como el momento de batirse en duelo contra una decisión, en definitiva, todos los momentos son inevitables duelos en los que nos batimos contra nosotros y contra los demás, por eso asiste a clases de esgrima.
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