al bajar las empinadas escaleras que venían de la azotea una puerta hasta ese momento inexistente se abría a la derecha, pegado justo al pasamanos un escalofrio recorría, onírico, el camino de vuelta un susto para despertarse reconocía que todo aquello era un sueño una casa dentro de otra casa tengo en la cocina un cuadro que es mi cocina en dos dimensiones mi cocina del pasado con mis colores y mis retratos
Comentarios