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Bordes deshilachados XVIII






El presente es como una rama de árbol que nos retiene, solo ella nos salva del tiempo, como a los pájaros.

*

En la soledad se descubre que al echar de menos a alguien, a veces, se le atribuyen cualidades que en el fondo te pertenecen.

*

Cuidar de un objeto de alguien que ya no está es como cuidar de un recién nacido.

Comentarios

Kiddo ha dicho que…
El segundo pàrrafo me hace casi mella en el corazòn, y pasa con tanta frecuencia...
Pepa ha dicho que…
Cuando nos damos cuenta de la cantidad de proyecciones que hacemos lo suyo es entristecernos por no haberlo comprendido antes, nos habríamos ahorrado, seguro, unos cuantos disgustos ;-) Un abrazo y gracias por tu visita.

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Bordes deshilachados XII

Al nacer, como no sabe su nombre, pregunta. Luego, como lo sabe, no recuerda quién es y calla. * Las ovejas de su pensamiento corren asustadas ante la presencia de una idea lobo. * Algo hermoso deja de serlo por exceso. Algo feo nunca deja de ser feo. * El tiempo que tarda en entender que no hay tiempo que perder pasa y se pierde.

La calle de la espera

No tienen más que hacer que esperar. Esperar a que llegue el invierno. Y con los primeros rayos de frío sobre una ciudad desconocida dibujar un mapa de paseos y encuentros y esperar. Hasta encontrarse más tarde, sentados en las escaleras de una plaza. Se ven venir a lo lejos y bajo el pilar de un puente se protegen de la lluvia, y hasta luego. Pues saben que en algún lugar futuro al final de la calle de la espera siempre habrá un refugio para cuando llegue el invierno.
  El poema revela la forma deliberada. De hojas de árbol un rostro. Flores en la mesa son su sombra.   14032024: Otro día de la poesía, que es todos los días

La forma de los frutos

Elegimos el árbol por la forma de los frutos. El paseo había sido corto, aún no esperábamos encontrar  la tarde que andábamos buscando. Buscábamos un cañaveral meciéndose con el viento, unas nubes teñidas de rojo a pesar de ellas, la silueta de un sendero perdiéndose en la montaña, pero no el árbol que elegimos. Sus frutos cambiaron nuestros planes. Cruzamos la acera, saltamos una pequeña tapia y sacamos la fotografía, para confirmar la elección.