Creemos tener bajo control a los sentimientos porque los hemos observado muchas veces, porque los hemos habitado o ellos a nosotros, porque estamos hechos de eso, no lo sé. Pero realmente son los sentimientos los que dominan el cotarro. Ellos organizan nuestra rutina, duermen en todas las habitaciones de nuestro cuerpo, se asoman a la ventana de la casa, con todas sus caras y edades.
Tengo la sensación de que las personas que me rodean creen que hablo según un criterio ajeno, y es cierto, hablo según el criterio de cada uno de los habitantes de mi casa.
Comentarios
Un abrazo Mary.
Kiddo, como siempre, gracias por tu perseverancia, un abrazo.