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 No hay plumas sin aire.

Dos mirlos pelean sobre el territorio, uno muere en el jardín, cuatro plumas recojo, pero en el asfalto, alguien me mira desde un balcón, no es una adivinanza, soy nueva en el barrio, cuando llegué el mirlo ya vivía aquí.

Desde la acera fotografío lo que no puedo compartir, le escribo estas líneas.


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Todo por escrito

18 de agosto Ayer leí un texto escrito por alguien veinte años más joven que yo, y no era cualquier cosa,  era el texto que siempre había querido escribir. Me sentí mayor, como si para la literatura como para el deporte hubiera que tener una edad. Luego me reí y salí corriendo. 26 de agosto A esta hora de la mañana el edificio en el que vivo se me antoja como una gran mente que acoge los sueños y pesadillas de todos mis vecinos. Entonces, si ahora salgo de mi piso, como es temprano y aún muchos duermen, seguro que veré por las escaleras  las calles de los sueños. Por ellas bajan y suben los personajes, en fila los del tercero, o la pesadilla con agua de los del quinto. A los míos ya los desperté, por eso sueño.