Elegimos el árbol por la forma de los frutos. El paseo había sido corto, aún no esperábamos encontrar la tarde que andábamos buscando. Buscábamos un cañaveral meciéndose con el viento, unas nubes teñidas de rojo a pesar de ellas, la silueta de un sendero perdiéndose en la montaña, pero no el árbol que elegimos. Sus frutos cambiaron nuestros planes. Cruzamos la acera, saltamos una pequeña tapia y sacamos la fotografía, para confirmar la elección.
Comentarios
Me encanta tú linea de haikú, me encantas tus silencios sugeridos.
De nuevo mil disculpas por mi osadía.
tornó la cortina
juego de pizarra y árbol
Menos es más, tienes razón, muchas gracias anónimo.