Peskovich, gracias por tu comentario. Un amigo me dijo que este poema le hablaba de literatura, del misterio de las palabras, y ese encuentro mental del que hablas tú es también un poco eso, o a mí me lo parece, a pesar de no serlo. Saludos.
A mí el texto me ha sugerido el concilio, siempre pospuesto, entre lo que imaginamos de los demás y lo que en verdad son.
"Ya lo sabrás... " Sí, ese verso es esperanzador. Eternamente esperanzador. O no. Lo extraño del caso es que a veces ambas realidades se cruzan en un punto imprevisible de lo que somos o imaginamos ser.
Certeza o deseo de una vida junto a él. Deseo de dominio sobre la mente ajena, o acaso tan solo al echar las cartas a otro, reconocerte en su futuro. Gitana enamorada.
Al final una advertencia d eno pasar inadvertido a ningún costo: "Ya lo sabrás... "
Diego, muchas gracias por tu comentario, me parece interesante lo que dices: "entre lo que imaginamos de los demás y lo que en verdad son". Creo que si lo aplicamos a uno mismo, lo que realmente somos y lo que imaginamos que somos siempre será irreconciliable, como un espejo que se refleja en otro haciendo un fractal infinito. Si de eso se trata, saludos. Kiddo, agradezco tu comentario pero no comprendo lo que quieres decir, un saludo ;-))
Iván Cabrera ha dicho que…
Es muy importante que exista esa habitación vacía en la mente (quizá más de una) para que en cualquier momento pueda surgir allí lo inesperado: estancias para la imaginación y/o el deseo. Saludos cariñosos.
No tienen más que hacer que esperar. Esperar a que llegue el invierno. Y con los primeros rayos de frío sobre una ciudad desconocida dibujar un mapa de paseos y encuentros y esperar. Hasta encontrarse más tarde, sentados en las escaleras de una plaza. Se ven venir a lo lejos y bajo el pilar de un puente se protegen de la lluvia, y hasta luego. Pues saben que en algún lugar futuro al final de la calle de la espera siempre habrá un refugio para cuando llegue el invierno.
Me gusta el verano porque, mientras conduces, tocas mis piernas. * Mi mente está vacía pero no sé si es un logro o una venganza. * Dos perros se cruzan en mi camino, uno podría ser yo, el otro también. * A través de la ventana veo unas piernas que se alejan en la calle y la vida a la altura de la acera, a la altura de esas piernas, de una rueda. Tengo que mudarme de este sótano.
Comentarios
Enhorabuena
Peskovich, gracias por tu comentario. Un amigo me dijo que este poema le hablaba de literatura, del misterio de las palabras, y ese encuentro mental del que hablas tú es también un poco eso, o a mí me lo parece, a pesar de no serlo. Saludos.
"Ya lo sabrás... " Sí, ese verso es esperanzador. Eternamente esperanzador. O no. Lo extraño del caso es que a veces ambas realidades se cruzan en un punto imprevisible de lo que somos o imaginamos ser.
Un saludo. Y hasta mañana...
D.
Al final una advertencia d eno pasar inadvertido a ningún costo:
"Ya lo sabrás... "
Si de eso se trata, saludos.
Kiddo, agradezco tu comentario pero no comprendo lo que quieres decir, un saludo ;-))