Aquí ladran los perros de toda la vida. Detrás de la televisión del vecino, de las voces exaltadas de los niños, de los que vuelven corriendo a casa y gritan en la noche. Siempre se escucha un ladrido. Aquí en la tarde de su casa, desde el cuarto de su tiempo, a veces es llamada, a veces es vacío, pero siempre ladra un perro porque el perro está por dentro. Por el día son los pájaros y moverse las ramas por el viento. Solo es eso.