Un lunes por la mañana, en la copa del naranjo, se posó un mirlo. Cerré la cortina el lunes por la tarde, y allí seguía el mirlo, navegando entre las ramas de su amado naranjo.
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Comentarios
Waldo ha dicho que…
Un lunes eterno ese lunes en que un mirlo navegaba entre las ramas de un naranjo.
El espíritu de Bodhidharma parece habitar este blog.
Quiero agradecerte tu poema con otro de Kyoshi:
"En el viento de otoño cada cosa que miro es un haiku."
Es verdad que mirar alimenta, con fijarse un poco te das cuenta que está todo lleno de cosas que te llenan, gracias Sergio por tu constancia.
Iván Cabrera ha dicho que…
No hay mayor eternidad que la del instante: al contrario que nosotros, quizá el mirlo sentía que acababa de llegar al naranjo, y era fascinante: no había mañana ni tarde. Abrazos.
el paisaje en movimiento el mar coronado un viento arrebatador kilómetros por hora dentro y fuera en las olas milímetros en el amor da gusto verte intermitente un tiempo para pensar para fotografiar para raptar este instante ya un recuerdo grabado en la retina y en la naríz y en el cerebro todo pasa tan deprisa el movimiento desde aquí y desde ti
El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.
Comentarios
El espíritu de Bodhidharma parece habitar este blog.
Quiero agradecerte tu poema con otro de Kyoshi:
"En el viento de otoño
cada cosa que miro
es un haiku."
Gracias y enhorabuena.
Si que es eterno ese lunes, podría ser cualquier día en el que sucede todo, tantas cosas que observar.
Saludos.