Todo son gestos, dijo, y sacudiendo la cabeza como si quisiera librar a un pensamiento de las ataduras de la mente, guardó silencio.
Llegó por la noche, discreta y silenciosa, pero anunciada y veraz. Y fue justo la forma en la que llegó lo que le dio la bienvenida.
Un gesto y una imagen se parecen, valen más que todo lo que se pueda decir.
La mirada por encima de las gafas, la forma de andar como sembrando, o tal vez, las manos en los bolsillos y la mirada perdida. De entre todos los gestos tú eres.
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