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Diario de ayer

Pongo el despertador a las y veintisiete porque el tiempo no es exacto.

Unos pájaros en mi sueño se contaban sus problemas: tocar fondo tiene que ser parecido a tomar tierra.

Hoy quiero coger el bolígrafo y sonsacarle todo, como en un interrogatorio.

No sé si una palabra viene cuando se piensa. Puede que el pensamiento vuele y la recoja.

Escribiré un poema con cara y que a parte de cara también tenga cuerpo para que pueda salir corriendo.

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el paseo

el paisaje en movimiento el mar coronado un viento arrebatador kilómetros por hora dentro y fuera en las olas milímetros en el amor da gusto verte intermitente un tiempo para pensar para fotografiar para raptar este instante ya un recuerdo grabado en la retina y en la naríz y en el cerebro todo pasa tan deprisa el movimiento desde aquí y desde ti

Testigo

Fui testigo de mi cárcel de palabras. Fui guardiana de mi mal. Ahora, abiertos los cerrojos en orden salen al trazo al repaso a la mirada al amor
 El cuerpo se queda atrás cuando me muevo. ¿Quién es la que se mueve si no hay cuerpo? Es una jaula, no el cuerpo, sino la cabeza que lo piensa. Morir, pero no de cuerpo.