Edifiqué murallas para atravesarlas luego y huir de la soledad que llenaba el lugar que ahora ocupan sus ruinas.
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Ramiro ha dicho que…
Una hermosa reflexión sobre el paso del tiempo, sobre la fragilidad de lo que construye el ser humano, sobre cómo éste levanta sus obras para legárselas al viento, al sol y a la lluvia, a una naturaleza que las va desgastando. Me encanta la idea de las ruinas como emblema de la melancolía.
Las ruinas son lo que queda de lo que fuimos, también lo que se recupera después de una batalla, o algo que ayuda a recordar lo que hubo en un lugar. Son memoria y futuro, muchas gracias, Ramiro, por tu reflexión.
Me gustaría dejar dormidas a las palabras en mi cama, aunque sería mejor barrerlas como a la azotea de mi casa. Mi casa tiene una azotea, desde allí diviso y hago como si mantuviera el orden.
Me parezco a la casa, pero no soy. El pasillo lleno de palabras, pero no son. Pensamientos que quieren abrir ventanas que no son ventanas.
Un lunes por la mañana, en la copa del naranjo, se posó un mirlo. Cerré la cortina el lunes por la tarde, y allí seguía el mirlo, navegando entre las ramas de su amado naranjo.
Encerrados en el reflejo carecemos de la perspectiva suficiente para vernos, con todos los matices, cualidades y aspectos, a pesar de eso jugamos a encerrarnos.
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