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Bordes deshilachados 35










Los dos son viejos. Él cojea. Se separan en la esquina donde ella permanece vigilante. Desde allí le grita que vaya rápido. Él lo intenta. Corre calle abajo para que no le cierre una tienda y porque ella le sigue con la mirada, como si su mirada fuera un hilo del que él se agarra.Así, logro ver qué les une.

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Cada persona por dentro vale lo que su estima le permite. Por fuera, lo que los modelos exigen. En conjunto valemos una ciudad, un país o un pueblo. Por separado, según los acuerdos, todos valemos lo mismo. En la familia, en cambio, cada uno tiene un precio. Con los amigos puede haber diferencias, pero al pasar por la calle, todos somos lo mismo. A veces valemos según el peso de nuestras ideas, otras del de nuestra cartera. Queda claro entonces que la valía de una persona también está sometida a las presiones del mercado. 

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En los días de verano siempre coinciden los agujeros con las despedidas, como si al hacer sitio se contrajera el universo en una maleta, en una puerta que se cierra o en el sonido de un coche que se aleja.




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