Se le olvidó que regresar era un deporte que no debía practicar porque siempre le lleva al mismo sitio. * Le sigue sorprendiendo cargar con una rebeca en el bolso por si después le da frío. * Y si se deja llevar, siempre es al mismo sitio, o sea, a ningún sitio. * No hay nada tan inevitable como el momento de batirse en duelo contra una decisión, en definitiva, todos los momentos son inevitables duelos en los que nos batimos contra nosotros y contra los demás, por eso asiste a clases de esgrima.