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Mostrando entradas de diciembre, 2010

La moneda en el espejo

Colocaste una moneda en el borde de un espejo, antes de salir de la casa, sin que nadie te viera. Cuando la encontré pensé que era un aviso. Pensé que era una puerta para ir a la otra orilla, pensé en el botón de encendido de un asunto sagrado. Colocaste esa moneda en el borde de este espejo, para que se refleje, me explicaste luego. Cuando a veces se cae parece que algo pierdo, por eso la vuelvo a colocar. Así estamos todo el tiempo.

De un mar abierto

Tu cuerpo me parece una isla que unida a otra isla emerge de un mar abierto. Las montañas son el territorio  por un puente a la cabeza ensambladas. Tendido sobre la cama te afianzas entre las mantas, como los puentes en Sikoku que se agarran a las montañas. La cama se parece a un mar. El cuello que las une, a un puente. El archipiélago es ondulado como el contorno de tu cuerpo que está tumbado. Tu cuerpo me parece una isla que emerge de un mar abierto, en medio de la noche cuando ya no tengo sueño.

Una especie de confianza

Sujeta a la baranda de cubierta deja que el balanceo del mar le arrulle en su equilibrio. No tiene nada que hacer mas que dejarse llevar, soltarse y dejarse llevar. Como por una especie de confianza, como por una especie de humildad, de extrema pequeñez que le hace sentir grande y pequeña otra vez.